Mario Levrero

(Geb. 1940 in Montevideo, gest. 2004 in Montevideo)

Auf der Bowlingbahn sprachen wir fast ausschließlich über Wittgensteins Neffen und über Thomas Bernhard, für den sie eine etwas maßlose Bewunderung hegt, die ich bis zu einem gewissen Grad teile, aber nicht in dieser fanatischen Form. Irgendwann musste ich sagen: »Ich hoffe, dass sich nach meinem Tod irgendwann einmal zwei Menschen wie wir auf einer Bowlingbahn irgendwo auf der Welt treffen und so über mich reden«. Diese Art, in der Kunst zu überleben. Es war, als ob Bernhard da wäre und mit uns am Tisch säße; es machte sogar ein wenig Angst, denn wir waren uns einig, dass er ein unausstehlicher Typ gewesen sein muss (...), und, mehr noch, beängstigend.

Mario Levrero: La Novela luminosa, Barcelona: Random House Mondadori 2008, 22 p.c. (Übers. J. W.)

Zitat im Original

»En el boliche conversamos casi exclusivamente acerca del sobrino de Wittgenstein y de Thomas Bernhard, por quien ella siente una admiración que parece un tanto desmedida, y que yo comparto hasta cierto punto, pero no con esos ribetes de fanatismo. En cierto momento tuve que decir: ›Ojalá después de que yo me muera, alguna vez dos personas como nosotros se encuentren en algún boliche del mundo y hablen de mí en esta forma‹. Esa manera de sobrevivirse en el arte. Parecía como que Bernhard estaba ahí, sentado a la mesa con nosotros; hasta daba un poco de temor, porque convinimos en que debió de ser un tipo insoportable [...], y aún temible.« (Levrero 2008: 22 p.c.)