Enrique Vila-Matas
Enrique Vila-Matas
(Geb. 1948 in Barcelona)
Manchmal stelle ich mir vor, ich ginge fort.
Dann verwandle ich mich in einen Reisenden mit Kurs auf eine Art Ende der Welt, ein Typ im gepflegten, eleganten Sakko, allerdings immer mit leereren Taschen, vielleicht weil sich in ihnen seine wahre Identität verbirgt: die eines Vagabunden.
Dieses Alter Ego denkt manchmal an Sánchez’ Neffen, den er seither nicht wiedergesehen, der aber einen tiefen Eindruck bei ihm hinterlassen hat. Und dieser Andere kommt zu einem überraschenden Schluss: Ihm scheint, wenn er zwischen Sánchez’ Neffen und sich selbst wählen müsste, würde er wohl für Ersteren optieren, weil der noch nichts geschrieben hat. Mehr noch, moralisch gesehen mag er ja nicht gerade ein Ausbund an Tugend sein, aber wer sich als Einziger noch als literarisches Genie erweisen könnte, ist der Neffe, so wenig er bisher auch vorzuweisen haben mag, die Möglichkeit besteht jedenfalls, und sei es nur, weil er bisher noch nichts geschrieben hat, während sein Onkel neben einigen Erfolgen eine beträchtliche Menge an Fehlern und Dummheiten angesammelt hat.
Der Neffe hingegen erinnert an Wittgensteins Neffen, der in einer Erzählung von Thomas Bernhard vorkommt. Bernhard seinerseits spekuliert nach dem Beispiel von Diderots Dialog Rameaus Neffe mit dem Gedanken, dass Paul Wittgenstein womöglich ein größerer Philosoph ist als sein Onkel, gerade weil er noch nichts über Philosophie geschrieben und somit nicht einmal einen berühmten Satz hervorgebracht hat wie »Worüber man nicht sprechen kann, darüber muss man schweigen.«
»Aber Mac, Sánchez’ Neffe ist lediglich ein Rumtreiber«, sagt die Stimme in meinem Kopf.
Enrique Vila-Matas: Mac und sein Zwiespalt, aus dem Spanischen von Petra Strien-Bourmer, Göttingen: Wallstein Verlag 2022, S. 94.
Zitate im Original
»A veces imagino que me voy.
Entonces, me convierto en un hombre de viaje en dirección a algo parecido al fin del mundo, un tipo que viste una elegante y cuidada chaqueta, cuyos bolsillos, sin embargo, están cada vez más desfondados, quizás porque se oculta en ellos su identidad de vagabondo.
Ese alguien piensa a veces en el sobrino de Sánchez, al que no ha vuelto a ver, pero le dejó algo intrigado. Y llega a conclusiones curiosas: le parece que si le obligaran a escoger entre el resentido del sobrino o Sánchez, se quedaría con el primero, porque éste aún no ha escrito nada y, además, desde el punto de vista moral, tal vez no sea un gran tipo, pero de los dos es obvio que el único que a estas alturas aún podría revelarse como un genio literario es el sobrino, pues su trayectoria, por nula que haya sido hasta ahora, permite que se pueda especular con tal posibilidad, aunque sólo sea porque todavía no ha escrito nada, mientras que su tío, junto a algún acierto, ya ha acumulado un buen número de errores y de impresionantes torpezas.
El sobrino, en cambio, le recuerda al de Wittgenstein que aparece en la obra de Thomas Bernhard, siguiendo al Diderot de El sobrino de Rameau, especula con la posibilidad de que Paul Wittgenstein fuese un filósofo más importante que su tío, precisamente porque no escribió nada de filosofía y por tanto no llegó a decir ni siquiera la frase famosa: aqullo de lo que no se puede hablar, mejor es callarse.
―Pero Mac, el sobrino de Sánchez es sólo un vagabundo ―dice esa voz alojada en mi cerebro, como si ahora quisiera tener incluso sentido común.«
(Enrique Vila-Matas: Mac y su contratiempo, Barcelona: Seix Barral 2017, S. 94)